jueves, 13 de octubre de 2011

Hace unos días, un amigo compartió conmigo a través de mi adorado Google Reader un artículo de reflexión sobre un tema al que le he dado vueltas muchas veces desde que enamoré de la fotografía, y seguro que ustedes también: esa duda tan delicada sobre si auto denominarnos fotógrafos o no. ¿Qué respondemos cuando alguien nos pregunta?
Es por esto que me gustaría abrir un pequeño debate sobre esta idea. En muchos casos nos creemos fotógrafos pero, por humildad o por no ser profesionales – entendiendo como tales a quienes se ganan la vida con ello – no nos presentamos como tales antes los demás; en otros casos, no lo hacemos simplemente porque no nos lo creemos y preferimos etiquetarnos como aficionados o aprendices; y menos habitualmente, también se da el caso de que nos creemos fotógrafos como la copa de un pino únicamente por habernos comprado una cámara. Pero, ¿hasta qué punto tiene sentido cada una de estas formas de pensar?
Creo que la frase que más veces he escuchado de amigos y conocidos míos es la de “bueno… sí hago fotos, pero no soy fotógrafo”, ¿les suena? Yo misma reconozco que la he pronunciado en bastantes ocasiones, y me parece que es una cuestión que se basa principalmente en si de verdad nos creemos fotógrafos o no. Podríamos ir más allá, y hacernos también la pregunta sobre si somos artistas o no, cuestión sobre la que muchos grandes fotógrafos de la historia – como Atget – no tuvieron ningún reparo en declarar que no eran artistas sino simplemente fotógrafos, pero me parece que ese tema daría para hablar mucho más así que lo
dejaremos para otra ocasión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario