viernes, 14 de octubre de 2011


La verdad que las últimas 48 horas de mi vida no las estuve pasando bien. Tenía impotencia, mucha impotencia debo decirlo. Como me molesta que la gente hable mal de otras personas sin conocerlas. Juzgar a las personas sin conocerlas algo que nunca hice ni tampoco me atrevería a hacer.
Pero no soy una persona que fomenta la violencia porque es algo que no me atrae, y ni siquiera pensaría en usarla. Por eso trato de respirar profundo y callarme.
Pero la verdad no entiendo como las personas pueden ser tan malévolas en la vida, debe ser porque me atrevo a referirme a mi persona como una persona que trata de hacer el bien.
Me indigna. Por eso decido callarme y dejar que la gente siga hablando, mi conciencia está tranquila; yo sé lo que hago y lo que dejo de hacer. Pero  la vida es dura, las personas también. Así como existen malas personas también existen buenas personas y son a las que decido elegir. No hay nada mejor como ignorar a esa gente y seguir con mi sonrisa en la cara que nada ni nadie la tiene que borrar.

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